Soy
el profesor de las estrellas, a diario convivo con ellas, las educo e
introduzco en sus cabecitas la maravilla del conocimiento. Tengo todo un jet set aquí, con sus polémicas por
doquier. Mi aula es todo glamour;
tiene una pequeña alfombra roja en la entrada, además de un diario mural muy
decorado y lujoso.
Las
celebridades son mi especialidad; tengo a la Madonna que siempre, anda bailando
en la sala, rucia como ella sola,
sueña con algún día ser diva de algún estelar. También está el Kevin, se jura
galán, pero siempre anda a la sombra del Brayan Nick, este sí que tiene suerte
con las niñas. Tengo al querido Maikel, ¡cómo olvidarlo!, otro gran personaje,
siempre se agarra sus cosas en público y pronuncia un gritito. Y qué decir del solitario Kurt, todo el día con los
audífonos, no pesca a nadie, sólo hace con los lápices, que toca la batería. O
la Brittni, ella sí que es un caso muy serio, siempre metiéndose en problemas,
ya me aburrí de citar a su apoderado. Tengo también a la Sharon y la Marilyn,
pero ellas se portan bien, son muy maduras para su edad.
En
fin, soy el profesor de las estrellas, todos los días jugamos a ser famosos; yo
como el gran director de una película del absurdo, ellos como las grandes
estrellas incomprendidas de Hollywood. Al final del día, cuando se baja el telón
y se acaba el glamour, yo termino de revisar pruebas en la soledad de un set
vacio, mientras ellos fuman Derby en
la plaza de la esquina.
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