miércoles, 17 de febrero de 2010

Aviso de desalojo

Dante: Aviso de cierre, para el idiota que escribe en este blog, el cual lleva un periodo de sequía similar a las lluvias en Tombuctú. A las razones doy la importancia de un maní, sin embargo espero una excusa elocuente, ante la falta de respeto a las personas que siguen a este teniente bello de la pluma digital.
Yo: Usía, no es mi intención dejar de lado a tus corderos de lentes con aumento, sin embargo mi pluma tirita de miedo en el fondo del cajón. Las razones son complejas, pero pretendo desentrañarlas ante tu omnipresencia.
Dante: Dime pues hijo, ¿qué te ha llevado a ser una pluma en reposo, digna de ser besada en el cuento con mas enanos posibles?
Yo: Usía, a medida que le explico, desglosare cada una de las explicaciones que tenía pensado para el día que viniese a llevarse mi alma.
La primera y obvia explicación de nosotros los mortales, es el tiempo, apremiados siempre por este; elaboramos arduas teorías mientras vamos al encuentro de nuestra Beatriz, para salir airosos del atraso y no ser reprochados. Para este caso particular, no puedo excusarme ya que mi tiempo es mayor al que tuvo Penélope para elegir entre los visitantes, por tanto este subterfugio no es el apropiado.
En segundo lugar se puede atribuir a falta de inspiración, lo cual parecería más una limitación que una excusa, en este caso quedaría descartada, ya que yo mismo me he dado cuenta que mi mente es capaz de despilfarrar cantidades heroicas de tonteras dignas de escribir. Por tanto Usía usted entenderá que el problema no pasa por la falta de deseos o de inspiraciones. Sino que por el divorcio con la pluma (o en este caso el Word).
El tercer y último punto Usía, es un miedo que paradójicamente arraigo cada vez que avanzo por el mundo de las letras. Le cuento mire, existe una serie de no sé cómo decirlo, curadores, sofistas, verbosos, que procuran como cancerberos el espacio canónico de la literatura y la poesía, no es que me sienta dentro de ese círculo- más quisiera yo-, es sólo que el miedo a esos celadores, que intimidan con su “cháchara de altura”-como dice Steiner-, me impiden tomar la pluma (o el Word), y escribir sin miedo a la represalia o al “qué dirán”.
Dante: Oh gran miedoso de la pluma pluma gay!!!, dejad de llorar como sauce, aprended de tus abuelos literarios. Acaso el Márquez temió a la guillotina o al imperio del pequeño estratega que lo perseguía; o Baudelaire temió al presidio mientras escribía “las flores del mal”; o más cercano aun, acaso Floridor dejó su pluma de lado, estando con la muerte durmiendo en su cuarto. Por tanto no es asumible tu excusa, de hecho no es una excusa, y no vale venir desde las profundidades a encarrilar tu aterrado trasero. Así que ahora tomad tus posaderas, y dirigidlas al escritorio, y escribid hasta que el juicio final toque tu puerta, hasta que la sangre de tus manos te sirva de tinta…escribe, escribe, escribe, hasta que no te queden palabras, escribe hasta que la vida se te valla en ello. sólo una cosa no debes hacer: dejar de escribir,pues si lo haces vendré desde el hades y cerraré tu inhóspito, deshabitado y aburrido blog.