sábado, 10 de abril de 2010

Pinta paredes por poca plata…

Tener un amigo pintor es lo mejor que le puede pasar a un pajarraco triste que deambula por esta vida, en un intento fallido de encontrar un sentido. Estos pintores que pululan nuestro nido triste y gris, llegan como papagayos alegres y coloridos, abofeteando de color la cara más pálida que se pueda encontrar. Estas elevadas aves se lanzan en picada contra la conservación de la forma y la línea recta; humillándola y haciendo ruedos a su alrededor, tratando de deformar su perfecta simetría.
Tener un amigo pintor es tener una cajita de pandora; son bidimensionales, oscilan entre el sueño y una realidad deformada, esperando algún día robar colores al arcoíris o pintarle rayas al unicornio. Huyen del espectáculo mundano de las apariencias, argumentando espacio para crear, cuando en realidad necesitan dejar de mirar el esperpento que han creado los ingenieros y arquitectos, los cuales con su eficaz diseño demuestran su sosa e inocua personalidad.
Tener un amigo pintor es también licencias y desorden. Estos avechuchos son capaces de embriagar a Baco, al punto de volverlo sereno y abstemio. Argonautas valerosos, Seducen a la misma Deméter y juegan con los sentimientos de afrodita. Hermes es su cabalgadura, cada vez que cruzan el Hades, riendo de las parcas y de aquellas tristes almas que sucumbieron el fuego de su vida, entre yates y caviar.
Estos personajes imberbes, de sostenida infancia; son capaces de encontrar sentido en la mancha más nimia de una pared; constantes creadores de vida, sueñan algún día poder entrar a sus pinturas a vivir un mundo donde el creador si es un tipo ingenioso y bonachón.

Dedicado A: Kowan, Guztok y Sandoval. Del pajarraco que admira su talento.

Feña-.