domingo, 29 de abril de 2012

Casi millonario...



Creo que sería millonario, si hubiese juntado el dinero, en vez de haberlo gastado en pelotas de fútbol. Cuantas murieron pinchadas en las rejas; algunas se secaron arriba de los techos; otras fallecieron aplastadas por las micros amarillos, muchas acabaron mordidas por perros o simplemente terminaron jubiladas por invalidez. Aquellas que resistieron las inclemencias de niños furibundos jugando a los supercampeones, hoy yacen desinfladas en algún rincón del patio, esperando volver a tener el protagonismo de antaño.  

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