Hablar de Bertoni es pensar en cotidiano, pensar en ruptura, fragmentación, indecencia, chabacanería. En una lectura ingenua sería la poesía de la desvergüenza y la ordinariez. Sin embargo este apartado, tiene la función principal de reivindicar la expresión estética y lingüística de Claudio Bertoni, buscando la belleza de lo feo, lo sublime de lo mundano, y lo agradable en lo grosero.
Es Bertoni un artista completo, músico, artista plástico y fotógrafo, además de poeta. Sin embargo en su poesía es donde se encuentran todas estas disciplinas unidas y llevadas a la exaltación ardiente del deseo. Es en su estética donde encontramos una musicalidad atrayente que define y retoca de color aquellos momentos en que el alma del poeta se desprende de la dicha y se sumerge en la sombría angustia.
Encontramos también una plasticidad de artística visual, unida a la fotografía de lo cotidiano. Es Bertoni un sujeto lirico en movimiento, dinámico, despierto, sagaz. Subyugado a su pulsión erótica que persigue y contempla a la mujer buena moza, que se cruza en su línea de visión. Es Bertoni quien admira con detenimiento fotográfico cada parte de su andar, cada detalle de su figura, cada espacio de su alma. En su poema Genial, encontramos una sublimación de la fotografía extraída de un vulgar viaje, recogida de una recepción de lo cotidiano, y cito:
"La miré durante todo el trayecto y no era sólo sexy era genial /La vi bostezar. (cosa más linda, sabía bostezar). /la vi estar sentada la vi mirar y la vi bajar. / ¡Si eso no es ser genial!"
Es en el anterior poema de Bertoni donde entendemos parte importante de la estética trabajada por el autor, es su visión fotográfica, descripción antojadiza y la siempre presente angustia de no poder acceder al objeto del deseo. Es así como se componen este y otros poemas del libro “Jóvenes Buenas mozas”
Sobre Bertoni escribe Enrique Linh, “versos e imágenes son complementarios como la tempestad y la calma (iba a decir como el ying y el yang, pero seria incorrecto). La angustia de los poemas eróticos, exorcizada en el lenguaje verbal por el humor poético ligero y cáustico […] esa turbulencia angustiosa, alterna con el “vacio” de las fotografías “bastante visibles para el compatriota urbano contemporáneo”.
La fotografía y la plasticidad son la clave del erotismo, es Bertoni el recopilador de un mundo netamente fálico y sexual. En él se estetiza lo cotidiano, que desprende el sustrato sublime de cada situación, que otorga belleza a aquello grotesco y esperpéntico. Encontramos en cada verso un tópico erótico, en cada poema una historia cotidiana, matizada por la sublimidad del erotismo. Es Bertoni -y me aventuro con esto- el poeta erótico de nuestro tiempo, cual Catulo en la clásica; cual Kavafis, renacentista. La estética bertoniana, sublima la coloquialidad, eleva el lenguaje procaz, cruza la barrera coprolálica, elevando el nivel estético del lenguaje y la significación de las palabras. Este poeta se rehúsa a entrar en las filas de la poesía manierista y nos propone una vanguardia singular que lo posiciona como el escritor del pantalón apretado y la falda cortita.
Es Bertoni un artista completo, músico, artista plástico y fotógrafo, además de poeta. Sin embargo en su poesía es donde se encuentran todas estas disciplinas unidas y llevadas a la exaltación ardiente del deseo. Es en su estética donde encontramos una musicalidad atrayente que define y retoca de color aquellos momentos en que el alma del poeta se desprende de la dicha y se sumerge en la sombría angustia.
Encontramos también una plasticidad de artística visual, unida a la fotografía de lo cotidiano. Es Bertoni un sujeto lirico en movimiento, dinámico, despierto, sagaz. Subyugado a su pulsión erótica que persigue y contempla a la mujer buena moza, que se cruza en su línea de visión. Es Bertoni quien admira con detenimiento fotográfico cada parte de su andar, cada detalle de su figura, cada espacio de su alma. En su poema Genial, encontramos una sublimación de la fotografía extraída de un vulgar viaje, recogida de una recepción de lo cotidiano, y cito:
"La miré durante todo el trayecto y no era sólo sexy era genial /La vi bostezar. (cosa más linda, sabía bostezar). /la vi estar sentada la vi mirar y la vi bajar. / ¡Si eso no es ser genial!"
Es en el anterior poema de Bertoni donde entendemos parte importante de la estética trabajada por el autor, es su visión fotográfica, descripción antojadiza y la siempre presente angustia de no poder acceder al objeto del deseo. Es así como se componen este y otros poemas del libro “Jóvenes Buenas mozas”
Sobre Bertoni escribe Enrique Linh, “versos e imágenes son complementarios como la tempestad y la calma (iba a decir como el ying y el yang, pero seria incorrecto). La angustia de los poemas eróticos, exorcizada en el lenguaje verbal por el humor poético ligero y cáustico […] esa turbulencia angustiosa, alterna con el “vacio” de las fotografías “bastante visibles para el compatriota urbano contemporáneo”.
La fotografía y la plasticidad son la clave del erotismo, es Bertoni el recopilador de un mundo netamente fálico y sexual. En él se estetiza lo cotidiano, que desprende el sustrato sublime de cada situación, que otorga belleza a aquello grotesco y esperpéntico. Encontramos en cada verso un tópico erótico, en cada poema una historia cotidiana, matizada por la sublimidad del erotismo. Es Bertoni -y me aventuro con esto- el poeta erótico de nuestro tiempo, cual Catulo en la clásica; cual Kavafis, renacentista. La estética bertoniana, sublima la coloquialidad, eleva el lenguaje procaz, cruza la barrera coprolálica, elevando el nivel estético del lenguaje y la significación de las palabras. Este poeta se rehúsa a entrar en las filas de la poesía manierista y nos propone una vanguardia singular que lo posiciona como el escritor del pantalón apretado y la falda cortita.
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