domingo, 19 de julio de 2009

MEMENTO MORI (Dedicado a Ignacio Arturo Fuentes Bocaz)

“Recuerda que vas a morir” se dice siempre, vive el momento, disfruta cada segundo; así tratamos de crecer y vivir la juventud, con los excesos y pasiones que involucra la adolescencia. Sin embargo el tópico no menciona la muerte de los cercanos, la muerte del prójimo, la muerte de un amigo. Si dijese “recuerda que él va a morir”, sería distinto seguramente, ya no centraríamos la vida solo en nosotros, sino que disfrutaríamos con el otro en cada segundo; es raro darse cuenta pero los tópicos no invitan a disfrutar a tu amigo, su alegre sonrisa, su abrazo caluroso, su conversación afable. Es entonces una sensación de frustración la que rodea la muerte de un amigo, una impotencia de no haber disfrutado cada minuto en compañía, cada copa que no se bebió, cada palabra que no se dijo, es frustrante darse cuenta que lo que realmente importaba no era lo que planeábamos a futuro sino lo que vivíamos mientras pensábamos en el porvenir.
A diario advierto lamentables situaciones de enemistad, de conflictos sin sentido, de peleas vacías, de manos que no se estrechan, de abrazos esquivos o fríos, halagos que se omiten por ser “innecesarios”. Hoy veo eso y me siento con la propiedad de intervenir, de recordarles, y decir –oye: “Recuerda que vas a morir”, “y él también”-. Hoy puedo decirle a ese joven iluso que abrace a su amigo antes de partir de su casa, que le diga “eres un gran amigo”, que comparta con atención cada pensamiento (aunque sea una tontera), que golpee su espalda con amabilidad, que sonría ante la presencia fugaz de una broma (aunque sea mala).
Hoy puedo decir esto por que lo he sentido, hoy que se que la muerte no revela sus fechas, me doy cuenta lo iluso y confiado que viví la magia de la amistad. Hoy siento la impotencia de llamar a su casa y que no salga a recibirme, de llamar a su celular y encontrarlo apagado, de no poder abrazarlo para recibir la tibieza de su amistad. Hoy lo exijo a otros sin vacilaciones, por que la culpa de no haber disfrutado a tope a mi amigo, me acongoja y me llena de contradicciones y culpas, es cada lágrima derramada un consuelo y un “perdón por no acompañarte aquella vez”, es cada suspiro un “lo siento por no tomarte atención”, es cada recuerdo una idea de que algún día me perdonarás por lo que omití. Hoy quiero pensar que algún día podremos beber aquella copa como antaño, y que en este peregrinar por un mundo lleno de banalidades y mentiras, nos ayudaremos mutuamente cuando alguno de los dos esté cansado y crea que no puede seguir adelante.

viernes, 17 de julio de 2009

Bertoni o la sublimación de lo cotidiano

Hablar de Bertoni es pensar en cotidiano, pensar en ruptura, fragmentación, indecencia, chabacanería. En una lectura ingenua sería la poesía de la desvergüenza y la ordinariez. Sin embargo este apartado, tiene la función principal de reivindicar la expresión estética y lingüística de Claudio Bertoni, buscando la belleza de lo feo, lo sublime de lo mundano, y lo agradable en lo grosero.
Es Bertoni un artista completo, músico, artista plástico y fotógrafo, además de poeta. Sin embargo en su poesía es donde se encuentran todas estas disciplinas unidas y llevadas a la exaltación ardiente del deseo. Es en su estética donde encontramos una musicalidad atrayente que define y retoca de color aquellos momentos en que el alma del poeta se desprende de la dicha y se sumerge en la sombría angustia.
Encontramos también una plasticidad de artística visual, unida a la fotografía de lo cotidiano. Es Bertoni un sujeto lirico en movimiento, dinámico, despierto, sagaz. Subyugado a su pulsión erótica que persigue y contempla a la mujer buena moza, que se cruza en su línea de visión. Es Bertoni quien admira con detenimiento fotográfico cada parte de su andar, cada detalle de su figura, cada espacio de su alma. En su poema Genial, encontramos una sublimación de la fotografía extraída de un vulgar viaje, recogida de una recepción de lo cotidiano, y cito:
"La miré durante todo el trayecto y no era sólo sexy era genial /La vi bostezar. (cosa más linda, sabía bostezar). /la vi estar sentada la vi mirar y la vi bajar. / ¡Si eso no es ser genial!"
Es en el anterior poema de Bertoni donde entendemos parte importante de la estética trabajada por el autor, es su visión fotográfica, descripción antojadiza y la siempre presente angustia de no poder acceder al objeto del deseo. Es así como se componen este y otros poemas del libro “Jóvenes Buenas mozas”
Sobre Bertoni escribe Enrique Linh, “versos e imágenes son complementarios como la tempestad y la calma (iba a decir como el ying y el yang, pero seria incorrecto). La angustia de los poemas eróticos, exorcizada en el lenguaje verbal por el humor poético ligero y cáustico […] esa turbulencia angustiosa, alterna con el “vacio” de las fotografías “bastante visibles para el compatriota urbano contemporáneo”.
La fotografía y la plasticidad son la clave del erotismo, es Bertoni el recopilador de un mundo netamente fálico y sexual. En él se estetiza lo cotidiano, que desprende el sustrato sublime de cada situación, que otorga belleza a aquello grotesco y esperpéntico. Encontramos en cada verso un tópico erótico, en cada poema una historia cotidiana, matizada por la sublimidad del erotismo. Es Bertoni -y me aventuro con esto- el poeta erótico de nuestro tiempo, cual Catulo en la clásica; cual Kavafis, renacentista. La estética bertoniana, sublima la coloquialidad, eleva el lenguaje procaz, cruza la barrera coprolálica, elevando el nivel estético del lenguaje y la significación de las palabras. Este poeta se rehúsa a entrar en las filas de la poesía manierista y nos propone una vanguardia singular que lo posiciona como el escritor del pantalón apretado y la falda cortita.

jueves, 16 de julio de 2009

Pongámonos de acuerdo

La intención de buscar una convergencia es una recurrente en mi discurso. Siempre lo fue y creo que lo seguirá siendo, como en sueños me dijo Arquímedes: “Dadme un punto de apoyo, y moveré el cielo y la tierra” .Es esta una necesidad pedagógica y didáctica de encapsular la realidad y poder atraparla con mayor dinamismo. Esta condición- muy discutida por mi amigo personal, pintor y arquitecto, Sandoval- me obliga a extender una suerte de manifiesto del blog, el cual tiene la intención de orientar a “EL” lector (no creo que sea más de uno), en cuanto a lo que va a encontrar o lo que trataré de escribir. Para ordenar las ideas y no divagar en el océano de las palabras mal usadas, o las ideas desordenadas. Considero menester por tanto la formulación de la pregunta: ¿Por qué este blog?
La respuesta contiene varios matices. Un primer acercamiento nos lleva a la idea de la escritura como desahogo, como liberación de la palabra oprimida, como invitación a la libertad textual. Bajo este precepto considero que este blog es un espacio íntimo de reflexión- a veces podría llegar ser muy impresionista- pero siempre con las mejores intenciones. Es una invitación a la reflexión joven, fresca; escribiré para los amigos -mis amigos- los cuales compartirán este sitio como reflexivo, y dejarán sentir su pesar por la “Farandulización” de la palabra y la opresión del pensamiento. El segundo matiz nace ante la urgente necesidad de forjar espacios de conocimiento e interacción no mediatizados; en donde el humano y su razón sean más influyentes que el humano y su calzón. Donde se intente la revisión, crítica y estética de parcelas del conocimiento no difundidas con ahínco por la globalización. Parcelas compuestas por cine, libros, música, y arte. Es una gran ambición la que se propone lograr aquí, donde el arte y las letras son Dios y nosotros el instrumento. Donde la máxima girondiana que dice: “Lo Cotidiano es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo”. Será la calavera en la bandera de nuestro barco, que pretende retomar prontamemte el rumbo, tras haber encallado en el puerto de la frivolidad y la indiferencia; y así cuando miremos con esperanzas la bahía que dejamos atrás, sabremos que en el océano de las letras, siempre es bueno que te seduzcan las sirenas.