El otro día oí una aberración de aquellas que queman el oído y te dejan con ganas de desenfundar la lengua y disparar a mansalva los más desvergonzados garabatos, De empapelar al personaje con huevos y moluscos por aquí y por allá.
De un tiempo a esta parte la educación ha sufrido grandes cambios, a nivel estructural, en cuanto a los objetivos, y a la amplia gama de agentes que participan en la formación de los alumnos. Justamente uno de esos seres que deambulan por la educación ideal, de teorías y propuestas impronunciables. Dijo en una charla docente, que “el texto es un pretexto”, Con su pecho inflado por creer que había descubierto el Edén, Se dirigió a nosotros y se explicó, como un adulto hace a un niño que no sabe su lección. La aberración que pretendía que entendiéramos, constituía en poner la literatura y más propiamente el libro, como un pretexto, por el cual sólo circularán tediosos análisis de la forma y estructuradas herramientas de inentendible significado.
Ante la absurda propuesta del expositor, abandoné mi puesto y salí a regañadientes de la sala. Mientras caminaba en dirección incierta, pensaba cómo se revolcarían en su tumba aquellos autores que dedicaron grandes esfuerzos, para entregarnos una novela atractiva y agradable. ¿Hemos perdido acaso el gusto estético?, estamos tan acostumbrados a las palabras vacías y los enjutos discursos, que pretendemos no diferenciar la bella prosa, de la pomposidad intelectual o carencia de gracia narrativa. Si queremos viajar, a través de las palabra, por el mundo, ¿Es lo mismo si leemos a Tomas Wolfe , que si leemos un catalogo de viajes?, O si queremos descubrir la dispar suma que es el humano, ¿preferimos algún libro de auto-ayuda, o leemos a Herman Hesse y Borges?. O si buscamos desentrañar la belleza de nuestro pueblo, ¿podemos obviar la lectura de un García Márquez, o un Carpentier? , ¿Podemos acaso olvidar estas lecturas y otras, para sólo dedicarnos a identificar palabras o analizar figuras?.
El texto no puede ser un pretexto, la novela existe por su belleza, hay que partir de esta premisa, antes de cualquier pomposa deconstrucción. ¡Basta de menospreciar la literatura! Dejemos ya de banalizar su importancia y Disfrutemos como niños del libro como un todo hermoso y apacible, que se conjuga completamente para darnos un desborde de placer, asiendo de nuestra vida un constante juego de ir y venir de palabras. Así cuando nos toque llegar a la última página de nuestra vida, sabremos que hemos leído bien, y terminaremos con un final feliz la historia.
De un tiempo a esta parte la educación ha sufrido grandes cambios, a nivel estructural, en cuanto a los objetivos, y a la amplia gama de agentes que participan en la formación de los alumnos. Justamente uno de esos seres que deambulan por la educación ideal, de teorías y propuestas impronunciables. Dijo en una charla docente, que “el texto es un pretexto”, Con su pecho inflado por creer que había descubierto el Edén, Se dirigió a nosotros y se explicó, como un adulto hace a un niño que no sabe su lección. La aberración que pretendía que entendiéramos, constituía en poner la literatura y más propiamente el libro, como un pretexto, por el cual sólo circularán tediosos análisis de la forma y estructuradas herramientas de inentendible significado.
Ante la absurda propuesta del expositor, abandoné mi puesto y salí a regañadientes de la sala. Mientras caminaba en dirección incierta, pensaba cómo se revolcarían en su tumba aquellos autores que dedicaron grandes esfuerzos, para entregarnos una novela atractiva y agradable. ¿Hemos perdido acaso el gusto estético?, estamos tan acostumbrados a las palabras vacías y los enjutos discursos, que pretendemos no diferenciar la bella prosa, de la pomposidad intelectual o carencia de gracia narrativa. Si queremos viajar, a través de las palabra, por el mundo, ¿Es lo mismo si leemos a Tomas Wolfe , que si leemos un catalogo de viajes?, O si queremos descubrir la dispar suma que es el humano, ¿preferimos algún libro de auto-ayuda, o leemos a Herman Hesse y Borges?. O si buscamos desentrañar la belleza de nuestro pueblo, ¿podemos obviar la lectura de un García Márquez, o un Carpentier? , ¿Podemos acaso olvidar estas lecturas y otras, para sólo dedicarnos a identificar palabras o analizar figuras?.
El texto no puede ser un pretexto, la novela existe por su belleza, hay que partir de esta premisa, antes de cualquier pomposa deconstrucción. ¡Basta de menospreciar la literatura! Dejemos ya de banalizar su importancia y Disfrutemos como niños del libro como un todo hermoso y apacible, que se conjuga completamente para darnos un desborde de placer, asiendo de nuestra vida un constante juego de ir y venir de palabras. Así cuando nos toque llegar a la última página de nuestra vida, sabremos que hemos leído bien, y terminaremos con un final feliz la historia.
entiendo todo el rato la molestia, de hecho para esas cosas hay que andar todo el tiempo con un tomate pudriendose en la mochila porque nunca se sabe cuando va a aparecer uno de estos seres.
ResponderEliminarpero creo que se puede iniciar una importante discusión a partir de esto ya que 2 cosas: primero el libro efectivamente está dejandose de leer y es una empresa quijotezca para ustedes los profesores revertirlo, cosa que no creo.
y 2 la tecnología(sin su carga negativa) y el tiempo nos han enseñado que las cosas cambian.
el libro salvó mi vida, pero sin duda hay que repensarlo en la educación, pues en ninguna parte pueden seguir sobreviviendo vacas sagradas.
hay que proponer nuevas maneras de comunicarnos, el dibujo, la conversación, la experiencia, o eso que aun no se comprende ni tiene nombre.
el libro como ÚNICA herramienta en la educacion es un error, basta ya de regalar bibliotecas.
pico, lo que quise decir es que negars a una discucion que niega al libro no es bueno, pues hay que buscar una nueva estrategia más atractiva que internet, con todo lo de basura que tiene el término, y que el libro no satisface, al menos por afuera, por adentro es otra cosa.
genial, me encanto tu propuesta. sólo me resta saber quien eres, esta discusion merece mas que un posteo.
ResponderEliminarme gusta tu blog tiene buenas entradas, le hace falta un poco de estilo xD (aunque sé que no es el fin de tu blog) pero quizás te pueda ayudar con eso.
ResponderEliminarbesos!
Feña.-
http://realidad-absurda.blogspot.com
hola... amigo
ResponderEliminarmuy bueno el comentario, si queremos tener el gran cambio en la educacion no podemos decir cosas mediocres, ya que gracias al libro esa persona esta hablando y esta dando un seminario o donde tabas feña-
hay que tener un grado de consideracion y saber expresar lo que bien se quiere decir...
besos feña tkm
Aunque debo admitir que me gusta desentrañar discursos, me carga esa wea de andar vociferando fórmulas posmos para decir cosas que dejan a los demás pensando en qué fue lo que traté de decir...si al final pocos lo logran destexer con habilidad de abuela mira-teleseries derrideana.
ResponderEliminarLo que quería decir que a mi tb me empelota a aquellos que se burlan así de quienes cantaban a la rosa y de quienes vivían la novela día y noche...sí, quizás Huidobro era un pelotudo machista, Mistral tortillera y Manuel Rojas pedófilo anarco*...pero qué weá, siguen siendo maestros y eso niun seminarista cobracheques lo va a cambiar.
Saludos, colega.
*para mi sólo es condenable eso de ser machista y pedófilo, las otras dos, me parecen una buena opción de vida =P.